Venerado
desde la antigüedad por los chinos , el pekinés es un compañero devoto que
vive feliz acostado en su cama o sobre las piernas de su dueño.
Esta raza llevó una vida mimada dentro de la corte imperial de pekín,
donde los miembros de la realeza solían llevar con sigo a los ejemplares
mas pequeños dentro de las mangas de sus vestimentas.
Su pelaje extravagante y ondeante es muy desflecado y se presenta en todos
los colores excepto albino e hígado. Con cara chata y hocico oscuro arrugado,
y las orejas curveadas tienen forma de corazón. Tiene un característico
caminar bamboleante.
Es afectuoso con su dueño pero distante con extraños. Aunque
puede ser dificil de entrenar en obediencia y convivencia, es guardián y
valeroso. Como muchas de las razas falderas, conviene para hogares sin niños
pequeños.