Perro típicamente
inglés, convertido en símbolo de esta nación desde el Campeonato Mundial de
Fútbol de Gran Bretaña en 1966. Es el fruto de una minuciosa selección
que ha hecho de él un perro interesante en su fealdad. Dócil, manso, perezoso
y amante de la comodidad, el bulldog de hoy sólo se asemeja en el físico a
su feroz antepasado que, hasta la mitad del siglo pasado, combatía en las
arenas contra los toros en sangrientos espectáculos.
El fruto de la selección ha dado a esta raza anomalías permanentes. Presenta
un tercio anterior ancho y potente y una pelvis estrecha y fina de modo que
visto desde arriba tiene la forma de una pera en la cual el cabo esta en la
cola. Además, ninguna otra raza tiene un tamaño de cabeza en proporción al cuerpo-
tan grande como para hacer difícil el parto, que habitualmente se lleva a cabo
por cesárea.
La cabeza debe tener un cráneo más ancho que largo, mejillas redondeadas,
caña nasal muy corta y un hocico cortísismo, lo más ancho posible con un mentón
muy marcado. Las extremidades anteriores, anchas y potentes, sostienen un
tórax con perímetro bien redondeado. La línea superior, partiendo de la cruz,
sube hasta la grupa, formando un perfil definido como "dorso en carpa". La
grupa alta y bastante rígida hace que el bulldog camine de una manera típica
denominada "en puntas". A pesar de su apariencia cruel y feroz, es uno de
los perros más tranquilos. Toda su antigua ferocidad ha desaparecido siendo
sustituida por una gran pereza.... Le gusta jugar con los niños y vive perfectamente
en un espacio reducido. Hay que tener cuidado de no fatigarlo mucho y de
mantenerlo alejado del sol debido a que, por la conformación de su hocico,
tiene graves dificultades respiratorias.